Digamos que el viernes por la noche estaba triste. Muy triste. Y necesitaba pensar. Pensar mucho. Cuando eso me pasa, tengo que tener la mente ocupada en cosas manuales para poder pensar. Y tenía a Sakari. Y decidí volver a maquillarlo. No hay diferencias en calidad con respecto al anterior, y de hecho, este le da una cara de pena la pobre muñeco como para que me peguen. Pero sinceramente me ayudó mucho (aunque Barbara me ayudó tambien mucho a pensar lo que quería saber) y bueno, así ha quedado, por una temporadita, espero.
(Ya sé que las cejas osn diferentes y que las pestañas de abajo son de juzgado de guardia)
domingo, 20 de septiembre de 2009
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